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¿Software as a service? Qué es SaaS y sus ventajas

SaaS, o software as a service, es uno de los tres principales servicios del cloud computing; un modelo de distribución de software en el que un proveedor pone a disposición de los usuarios aplicaciones a las que se tiene acceso a través de internet. Se trata del servicio cloud computing más popular (más visible por los usuarios consumidores): si en alguna ocasión has usado herramientas online como Gmail, Google Drive, Mailchimp o Dropbox, has sido usuario de una herramienta SaaS.

Un dato curioso es que se tiene constancia de que el 89% de las empresas utilizan o han utilizado algún tipo de aplicación software as a service, y se estima que para el próximo año, serán las responsables del 75% de los «workloads» en la nube.

 

Cómo funciona un sistema SaaS

Ya sabemos qué es y la importancia que tiene en el ámbito empresarial, pero… ¿cómo funciona?

Para entender su funcionamiento, pensemos en él como un modelo de distribución de software a través del cual, los usuarios tiene acceso a una determinada herramienta. Este acceso se hace a través de internet y sin la necesidad de descargar ningún software en el ordenador.

Existen aplicaciones SaaS que cubren la mayoría de las necesidades empresariales: correo electrónico, facturación o gestión financiera, de ventas, o de clientes, ERPs, entre otras.

Si hablamos de servicios de pago, la manera más habitual de trabajar es mediante suscripciones mensuales. Esto marca una gran diferencia con los tradicionales programas de descarga en los que hay un único pago inicial (pago de la licencia).

 

Ventajas del Software as a Service

Las ventajas del SaaS son claras e indiscutibles, pero si hablamos de este tipo de servicios en el ámbito empresarial, se multiplican.

Por un lado, el acceso a estas herramientas se hace a través de internet, lo que elimina la necesidad de descargar e instalar el software en los distintos ordenadores. Esto elimina de un plumazo el gasto en la adquisición y mantenimiento de hardware, así como de instalación y soporte del software.

Asimismo, se convierten, gracias a la conectividad, en soluciones increíblemente flexibles: puedes tener acceso desde cualquier punto geográfico, desde cualquier ordenador (o incluso en cualquier dispositivo), en cualquier momento.

En la mayoría de los casos estos servicios se pagan mensualmente, lo que genera una nueva ventaja al usuario: le permite prescindir de él en caso de no necesitarlo, pagando solo cuando lo usas.

Esta cuota mensual dependerá de la cantidad de servicios o funciones que hayas contratado, lo que te permitirá ajustarlo según tus necesidades. Además, no deberás pagar de más ni preocuparte por las actualizaciones de software: son totalmente automáticas y están incluidas.

 

Diferencias entre SaaS, IaaS y PaaS

SaaS es el servicio de cloud computing más utilizado, al ser el más visible por el usuario final, pero existen otros dos: el IaaS y el PaaS.

IaaS (o Infraestructure as a Service) es un servicio pensado para aquellos que quieren encargarse de la gestión y administración de toda la infraestructura en cloud, aportándoles un gran control sobre todo el proceso. En este caso, como ejemplo, tendríamos a los diferentes proveedores de cloud: Amazon Web Services, Google Cloud Platform, Microsoft Azure, etc…

Por otro lado, el PasS (o Platform as a Service) es la alternativa idónea para aquellos que quieren centrar todas sus energías en crear una aplicación, delegando la gestión y el mantenimiento de la infraestructura en la plataforma contratada. Firebase sería un ejemplo de PaaS, donde la plataforma te ofrece los diferentes servicios que necesitas para crear tu SaaS: Diseño de la base de datos, creación de la API, gestión de usuarios, autenticación, storage, etc…

 

SaaS y tu negocio

Es indiscutible el valor que tienen las aplicaciones SaaS, las ventajas para las empresas son evidentes y se ha convertido en una alternativa real y rentable. Permiten tener un modelo de negocio totalmente escalable, con ingresos recurrentes y llegar a un público muy amplio. Un error muy común, es la construcción de esta solución sin usar un producto mínimo viable (MVP), ya que tiene un coste de desarrollo alto y antes de desarrollar el software se debería validar el mercado

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